lunes, 3 de agosto de 2009

Toque por Calamaro

Desde este sexto, puedo ver un día más el reflejo del amanecer en la ermita, los toques de campanas que anuncian las 9 de la mañana, y una imagen que pese a repetirla durante años al tirar de la persiana , no deja de sorprenderme.

Hoy comienzo con toques de Calamaro después de una noche inquieta en la que la fiebre se ha apoderado de mi cuerpo, el toque del tango me transporta a la capital malagueña, en la que mis días comenzaban con el sonido de la añoranza de Diego por su Mendoza natal.

Mentiría si dijese que añoro Málaga, lo cierto es que nunca llegue a sentirla mi casa como para llegar a sentir nostalgia.

El tango es partícipe en mi recuerdos; de aquella persiana de la que también tiraba cada amanecer, persiana que a veces me cargaba de vida, y que otras deseaba cerrar corriendo para acostarme y plantearme nuevamente que motivos me llevaron allí. Mi ventana Malagueña despertaba con el sonido de las gaviotas que transportaban con ellas su olor a mar, gaviotas urbanas que buscaban en las basuras de barrio, lo que solo les vi buscar en la redes de los pescadores .

El amanecer en este sexto va cargado de golondrinas, que se dejan ver después de que los
murciélagos hayan decidido hacer un ERE temporal en tiempos de crisis.

Las plazas de los barrios continúan estando llenas, cargadas de pescado fresco, los ancianos han decidido petrificarse en los bancos para tomar el sol, los pequeños se disponen a tomarse su tazón de cola cao y a su sesión matutina de animación televisiva , alguna madre apagó el despertador, para disfrutar de 5 minutos más, y las ventanas de este barrio comienzan a abrirse.

Yo hoy me desperezo, con una luz que se refleja cada vez mas fuerte, con la misma fuerza que tiene para aquel emigrante un tango argentino, elimino con agua el sudor nocturno que da la fiebre, y tentare a la suerte....

Por Calamaro, De La Jara.

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