jueves, 29 de enero de 2009

SEUDÓNIMO

Pueblo blanco en el interior de la provincia de Huelva, apellido de alfareros que sirve de orgullo para los que aún recuerdan la vieja fábrica de mis bisabuelos, los sueños de una niña que construye su vida en barro, cabello moreno en la calle carpinteros, corre a cámara lenta entre la nube de humo que produce el devenir del trabajo.
Rescato tu nombre, porque me niego a que se pierda en el tiempo, me niego a olvidar la laboriosidad de aquellas manos que moldearon el barro cocido, las mismas que convirtieron la arcilla en arte e hicieron del viejo torno el mayor enigma de los alfareros.Con la amanecía se encendían los hornos en el viejo pueblo,dejando el aroma a eucalipto y barro en cada rincón de Trigueros.
Dos hermanas sevillanas
han llegado a nuestro pueblo
dicen que son cristianas y santas
patrona de los alfareros
Con palmas de martirio
pintó Goya a dos mujeres
la giralda fue testigo
del castigo en sus pieles
Subiendo la calle viene Antonio,
hijo de los alfareros
ya han encendido los hornos
impregnando de olor Trigueros.
Déjeme formar parte de su herencia más digna, de aquél legado que no corrompe el dinero, que va mas allá de lo que percibe el sentido de la vista, que vive debajo de nuestra piel, recorriendo toda la sangre, déjeme llevar su nombre y sentirme honrado por él. Bautíceme usted con esas manos que durante años dominaron la técnica.
" Moldee usted el barro como intenté yo en cada ocasión moldear mis letras"
De La Jara, Nieto de Alfareros Triguereños