domingo, 29 de marzo de 2009

Juan Ramón Jiménez

Dime que siente un poeta, cuando un niño tan dulce como platero, tan suave como su pelo, descansa dentro de el, dime que siente el poeta cuando es Zenobia la que duerme a su lado, dime que ocurre cuando impregna la luz de su cuarto la gente de Moguer, un hombre amarillo, que pese a la crueldad de su situación, consigue la sonrisa de un niño, paredes que no dicen nada, y la dignidad incansable de los que día a día están a su lado.La sonrisa de un médico del que nunca te llegas a fiar del todo, la sensación de que todo lo que esta fuera de ese cuarto pierde sentido, la focolización de tus deseos en la unidad, en su unidad.

No pierdas las fuerzas, tragar lágrimas y pintar caretas es imprescindible cuando se habla de la infancia, cuando sonríen ellos , la cima se alcanza. Dime Juan Ramón como llegaste a bautizar al lugar donde tantos onubenses pasan sus horas, aquel lugar del que te olvidas, hasta que la vida te recuerdas que debes volver, aquél lugar que pese a la visión pesimista, regala tantas sonrisas, exalta tantos sentimientos, y da sentido a las familias.

Aquél lugar que te enseña que la sangre es la herencia y no el dinero.

Despierta a Platero, despierta su recuerdo, y deja que llegue hasta su habitación, dejale llevar con él, el aroma de la calle, la luz del blanco de su pueblo, las plazas llenas de niños en la que pronto.......... el estará jugando de nuevo.


A la familia Abad, de la Jara.

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